ÁTOMO Y FÍSICA CUÁNTICA

En el modelo atómico de Bohr, se denomina órbita a la trayectoria seguida por el electrón en torno al núcleo. Sin embargo, este modelo no era capaz de explicar completamente las características del átomo de hidrógeno, que es el más sencillo, y mucho menos, las del resto de átomos.

A partir de 1920 la física cuántica mostró que no se podía determinar la posición exacta de un electrón en el átomo y que términos como trayectoria y órbita no eran adecuados para describirlos. Se pasó a hablar de nube electrónica: un electrón que pertenece a un subnivel de energía se mueve dentro de una región del espacio, más o menos definida, denominada orbital.

 

Un orbital es una región del espacio donde existe la mayor probabilidad de encontrar al electrón.

 

Instrumentos para el estudio del átomo

 

Los átomos son tan pequeños que resultan invisibles incluso al microscopio. Pero los científicos han desarrollado en la actualidad técnicas para la visualización de los átomos.

Los microscopios electrónicos utilizan un haz de electrones para visualizar los objetos. Como su longitud de onda e menor que la de la luz, obtienen mayores aumentos y permiten discernir minúsculas estructuras moleculares. Los microscopios de efecto túnel, basados en este efecto cuántico, consiguen aumentos de millones de veces y permiten la observación de átomos individuales.

La técnicas de resonancia magnética nuclear permiten también precisar las posiciones de los átomos en determinadas estructuras atómicas.